Por Juan José Campos Loredo

Las mujeres desnudas somos como los muertos. Nadie puede dejar de mirarnos. 
¿Qué tendrán nuestros pezones y el pico peludo de nuestro vientre?
Qué cosa fatídica. Irremediable. Qué pestilencia.
Y qué tendrán los ojos que miran y miran y miran.

Angélica Lidell
(La falsa suicida, 2000) 


Ilse Orozco en
"Ausencia, el lugar donde se habita.
Dramaturgia y dirección: Marco Vieyra.
Centro de Investigación Escénica
del IPBA, SLP, 2015.
Foto: Juan José Campos
Una base de cama de madera; un prototipo a escala de otra cama, en tonos rojos al igual que una actriz, también con un mallón, una pequeña blusa y tenis, todo en rojo, enmarcados en un espacio blanquecino por paredes forradas con telas blancas. Iluminación tenue en colores azul/rojizos que acentúan las acciones, solo eso. Temas musicales (muchos) donde se cuela uno “muy del gusto del director”, bromea la actriz ante el público, un capricho hedonista pensaría uno… y aquí es donde radica el meollo de esta “AUSENCIA, el lugar donde se habita”, monólogo sobre el vacío de una cama, de la, sobretodo, bailarina, Ilse Orozco (Becaria del FONCA en el programa Creadores Escénicos 2015- 2016),  bajo la dramaturgia y dirección de Marco Vieyra.

Con retazos de palabras de la creadora española Angélica Lidell (Figueras, 1966), de quien la ejecutante se dice ferviente admiradora, da pie a esta exposición de motivos sobre una joven de 26 años que revivirá las diferentes etapas y procesos de su vida emocional y pasional con sus distintas experiencias de pareja y en ello, irá planteando las distintas presiones y etiquetamientos sociales a los que se ven sujetos una generación, la vigente, los denominados Millenium, nacidos en los noventas, durante la globalización y que en albor del nuevo siglo, buscan nuevos modelos de convivencia y recomprension de su mundo donde los arcaicos esquemas y estructuras ya no tienen, para ellos, la menor cabida.


Ilse Orozco en
"Ausencia, el lugar donde se habita.
Dramaturgia y dirección: Marco Vieyra.
Centro de Investigación Escénica
del IPBA, SLP, 2015.
Foto: Juan José Campos
Enmarcado en un reducido espacio, del por si pequeño CIE (Centro de Investigación Escénica) del Instituto Potosino de Bellas Artes, este jueves 9 de abril, se dio el estreno de un montaje más del director Marco Vieyra, avecindado desde 2010 en tierras potosinas en cuyo lapso, sin duda, ha marcado a una generación de nuevos creadores locales a través de propuestas con un formato que ha resultado novedoso (El No Acting y el Biodrama), entre el anquilosamientos de la mayoría de los grupos locales. Pero sin embargo, algo no termina de cuajar en esta propuesta, que como su anterior “Trilogía del vacío” conformada por “Miniaturas”, “90’s. Nacimos para ser estrellas” y “Días de amor difíciles, estrenadas a finales de 2014, se percibe una marcada influencia por ajustar cuentas personales con la nostalgia. Con un discurso recurrente sobre el vacío generacional cuyo individualismo surgido a partir de la globalización en los años noventa, ha generado una evolución compleja entre las relaciones humanas, las cuales, tamizadas por el uso (y abuso) de las nuevas tecnologías de la comunicación como las redes sociales y la internet, pero también en la indefinición  ante un sistema que en lo macro, no da esperanzas y en ello, las micro relaciones, las humanas, las necesarias, quedan desfasadas, se vuelven vacías, y con ello, en marcadas ausencias difíciles de sobrellevar. Pero eso es lo que uno infiere buscando la lectura no solo de la trilogía mencionada, sino también en este montaje. La realidad es que más que esto sea notorio, se denota un cierto y excesivo llamamiento no como una crítica al marcado hedonismo de nuestros tiempos, sino como un talón de Aquiles del director de la puesta: la particular vivencia y subrepticio protagonismo del director que sobrepasa (aunque pueda parecer inherente), las vivencias de los ejecutantes en turno.


Ilse Orozco en "Ausencia, el lugar donde se habita. Dramaturgia y dirección: Marco Vieyra.
Centro de Investigación Escénica del IPBA, SLP, 2015.
Foto: Juan José Campos
Ilse Orozco, con una intensa y destacada trayectoria como bailarina particularmente, asume con aplomo este reto, mostrando solvencia y rigor en la escena en este ejercicio de casi 70 minutos. Interactúa con el espectador, genera simpatía -y empatía- en lo que busca contar ante un público en su mayoría 20-30s.  Sobresalen, sin duda, aquello donde es su leitmotiv como profesional: las coreografías donde se ajusta a los elementos que le brinda la propuesta y que hace suyos en una simbiosis que no desmerece.


Ilse Orozco en
"Ausencia, el lugar donde se habita.
Dramaturgia y dirección: Marco Vieyra.
Centro de Investigación Escénica
del IPBA, SLP, 2015.
Foto: Juan José Campos
Por otro lado, Marco Vieyra, acomete la dirección, una vez más con el uso de escasos recursos escenográficos, lo que se agradece siempre ante una sociedad en severa crisis económica (ver montajes con onerosas producciones, resulta hoy en día más que insultante), y que en su carácter utilitario, y en otros, obviamente simbólico, se vuelven funcionales para ilustrar las distintas etapas que implica la “historia”. Pero, en un recurso recurrente en Vieyra (y aquí excesivo), temas musicales que en su saturación – y pobre regulación del volumen- desgastan la propuesta, pero sobre todo, parecen buscar forzar la emocionalidad del espectador donde desde un principio, el marcado tono “épico” -y que en lo excesivo-, cae en un extraño melodramatismo, donde el manejo de la propuesta por momentos, lleva de manera si bien simple, también simplona, de ser testigos de una llana autocontemplacion y “victimización”, de una actriz, de un director, en un montaje donde el “no acting” y el “bio-drama”, como sistema sobre explotado por uno de sus principales exponentes en México, como lo es Vieyra, parece diluirse y extraviarse. Insisto que uno puede ponerse profundo y justificar esta propuesta escénica como la de una generación, que en sus ausencias, en un vacío de contenidos, se regocijan y autoflagelan en su cotidianidad, sin más pretensión que sobrellevar las circunstancias que una realidad en su marcada banalidad, les brinda. Esa es seguro, la intención. Pero la forma es débil. Pasar del Biodrama al Biomelodrama... He ahí la cuestión.


Ilse Orozco en "Ausencia, el lugar donde se habita. Dramaturgia y dirección: Marco Vieyra.
Centro de Investigación Escénica del IPBA, SLP, 2015.
Foto: Juan José Campos

Marco Vieyra e Ilse Orozco en
"Ausencia, el lugar donde se habita.
Dramaturgia y dirección: Marco Vieyra.
Centro de Investigación Escénica
del IPBA, SLP, 2015.
Foto: Juan José Campos
Llama la atención que la interprete, Ilse Orozco, con enormes cualidades dancísticas, solo estas sean utilizadas al momento en que los temas musicales son puestos en play y con ellos, ella misma. Al término de cada tema, la actriz vuelve en “situación”, y “actua” regresando a que sean los diálogos directos, quienes den seguimiento a su experiencia personal -muchas veces trillados en un tema tan maniqueo, como la relación de pareja tan saturado en nuestros días por su convencionalidad y que en su ilustración en esta puesta, mucho le quedan a deber a la poderosa dramaturgia (escandalosa, estridentista, amarillista muchas veces), de Angélica Lidell-. Ante esto, uno se pregunta, cómo acaso, teniendo ese potencial de riesgo bien conocido en el director y con posibilidades de la actriz y bailarina, esta no pasa de ser una propuesta meramente “formal” dentro de las expectativas que Vieyra puede marcar. ¿Falta de tiempo? ¿De proceso creativo? Un montaje que poco aporta a la escena, pero que a pesar de ello, se vuelve pasable para un espectador de la generación millennium en busca de otras alternativas de saludar la escena potosina, en este ya adentrado y aun carente escénicamente, 2015.


Ilse Orozco en
"Ausencia, el lugar donde se habita.
Dramaturgia y dirección: Marco Vieyra.
Centro de Investigación Escénica
del IPBA, SLP, 2015.
Foto: Juan José Campos
¿Quién es Ilse Orozco?

Cursó la licenciatura en Danza Contemporánea en el Instituto Superior de Artes Escénicas, además de una certificación en danza moderna en la Rotterdam Dance Academy. Ha trabajado con coreógrafos internacionales como Jiri Kylian, Michael Schumacher, Edersson Rodríguez, Karine Guizzo, Sun Xiao Jun, entre otros. En 2011, logró dos medallas de plata en el Concours International de Danse de Biarritz, Francia, dos medallas de oro y dos de plata en el concurso internacional de danza Attiitude, 2009-2010. Ha sido bailarina invitada para la versión contemporánea de Lago de los Cisnes en Bélgica 2014. Ganó la beca Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico 2011 para Estudios en el Extranjero, realizada en la Kibbutz Contemporary Dance Company en Israel.












“AUSENCIA, el lugar en el que habita”. Un monólogo sobre el vacío de una cama. Dramaturgia y dirección de Marco Vieyra con retazos de palabras de Angélica Lidell. Interprete, Ilse Orozco (Becaria del FONCA en el programa Creadores Escénicos 2015- 2016). Asistente de dirección y producción: Janeth Cisneros. Asesoría musical: Danna Carballo. Funciones: SAN LUIS POTOSÍ, 9 y 10 de abril, 20:30 hrs. Centro de Investigación Escénica del IPBA, (Negrete #110, a un costado del Centro Difusión Cultural Raúl Gamboa, Zona Centro). GUADALAJARA, 17, 18 y 24 de abril; 7, 9, 15, 16 de mayo, 20:30 hrs. FX Foro (Av. Xochitl #4386). Entrada general $100.00. 30% descuento a estudiantes. Una Producción del Instituto Potosino de Bellas.

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