Por Juan José Campos Loredo


Tuve la grata oportunidad de asistir a la exposición Body Worlds (Körperwelten, en alemán) del doctor Gunther Von Hagen, el cual mediante un proceso denominado PLASTINACIÓN, creado por él mismo en 1977, con el objetivo de conservar especímenes, en este caso, humanos reales, cuyos cuerpos procedieron del programa de donaciones que el científico estableció en 1983, y que pese a toda la polémica generada por esta técnica, ha sido vista por más de 40 millones de personas en todo el mundo. Y ahora estaba yo aquí, inmerso en esta aventura sobre el cuerpo humano,  sin precedentes.


Y no debo de negar que la experiencia me dejo más que boquiabierto; y creo que no fui el único. Los muchos visitantes que coincidimos ese domingo, vivimos sin duda una de las experiencias más maravillosas y a la vez, una verdadera dislocadura, valga el término, que se pueda experimentar en una exposición desde la aparente tranquilidad de ser un mero observador en un espacio interactivo, único, como lo es el Museo Laberinto de las Ciencias y las Artes de San Luis Potosí, sin duda un paraíso en el panorama museístico de la ciudad.

La travesía comenzó con la bella exposición sobre el Juguete Popular Mexicano, venidos del Museo de La Esquina de san Miguel de allende, una amalgama de nostalgia con muchos juguetes realizados por artesanos de distintas partes del país, que no podía uno más que acicalar los recuerdos ante esas maravillas cuya manufactura sin duda, les da esa autoridad para hacerse presentes en este tipo de espacios, con la esperanza de que algún pequeño, al conocerlo, al valorarlo, quizá, buscaría obtenerlo, en este caso, posiblemente, de la mano de sus padres en alguno de nuestros mercados populares tan ricos en este tipo de juguetería, ya destronada por la tecnología como nuevo instrumento de diversión desde muy temprana edad en los chicos de hoy día.

La segunda parte de este viaje, fue hacia ese breve, pero fascinante documental, "Despertando al T. REX", sobre el único Tiranosaurio del cual se dice, se logró recuperar y conservar más del 90% de sus partes, de nombre SUE, en honor de su joven descubridora, la paleontóloga, Sue Hendrickson,  a principios de la década de los noventas durante una expedición en los Estados Unidos y que ahora se encuentra en exposición permanente en el Museo Field de Historia Natural en Chicago, Illinois. En dicha proyección en 3D, se permite valorar la importancia de este espécimen para la comprensión de la evolución de los seres vivos y su impacto entre las investigaciones tanto presentes como futuras. El disfrute  y asombro de niños y adultos durante esta función es palpable en la pequeña y sencilla, pero bien adaptada sala cinematográfica de este museo.


Luego viene el plato fuerte, la exposición temporal del museo, Body Worlds, la cual desde que se comienza, los asomos de morbo, ceden ante la primera explicación de que los cuerpos que veremos fueron donados de manera consiente en pro de la investigación y comprensión de los que somos por quienes en vida así lo decidieron al momento de su fallecimiento. La causa de su muerte no es relevante; no para los motivos de esta exposición. Se abre entonces la expectativa y de ahí se inicia un camino hacia la fascinación misma: desde las partes que conforman la estructura ósea, los órganos primordiales de la función humana, los tejidos, las capas celulares, el modelado de los cuerpos ya articulados en formas y condiciones cotidianas o extraordinarias de cuerpos posiblemente entrenados (una gimnasta, un futbolistas, etc), hasta la disección total de un cuerpo en verdaderas capas de fragmentación que permite escudriñar los más recóndito de eso que también somos nosotros mismos. Recorrer este entrecruzado de cuerpos que bien se diría permite el culto hacia la comprensión de lo incomprensible porque lo tenemos ahí, a  unos pasos y en tremenda empatía, como espejo directo de nosotros mismos, los que deambulamos; estos cuerpos que vivos, los que visitamos, que palpitan de ansiedad ante su propio descubrimiento. Avanzar entre pasmo y asombro y darnos cuenta entre risas de conjunto, que entre los países con sus distintas costumbres alimenticias, los mexicanos destacamos por la inmensa cantidad de bebidas gaseosas y las consabidas cervezas; no que no lo sepamos, pero hacerlo palpable nos hace ser conscientes de eso que ya es nuestro aparente habito, una costumbre en un país donde la obesidad bien tiene su talante y aparente -de continuo-, destino.

El recorrido concluye con esos pequeños cuerpos que serán (o pudieron ser), una muestra de lo que nos conforma y nos genera desde la misma concepción: la escena cumbre, la pareja amorosa que hace el amor y entre la extrañeza y la espectacularidad de la escena, nos damos cuenta que eso somos, cuerpos en vilo, torrentes sanguíneos que se ramifican entre muchos otros, que para la comprensión de nuestro propio ser, es necesario comprendernos en otros. Somos seres acompañados y seres que somos fácilmente desmadejados de manera consiente o inconsciente. La fascinación por lo que somos, por lo que seremos, es algo que dura. Es lo perdurable que nuestra memoria logran rescatar y en ello, valorar infinitamente.



Ver Body Worlds si mueve, si cambia la percepción de la vida. No se la pueden perder en sus últimos días en el gran Museo del Laberinto de las Ciencias y de las Artes, exposición que parte de México, teniendo su último día de estancia en tierras potosinas, este próximo 9 de mayo, después de haber sido vista por más de 140 mil personas en este maravilloso recinto ubicado en el interior del parque Tangamanga I, diseñado por el Arq. Ricardo Legorreta, museo que por otro lado, cuenta con una de las atenciones más generosas que uno pueda vivenciar de parte de sus muchos jóvenes voluntarios y personal siempre presente.

Quedan pocos días y un viernes 8 de mayo, previo a su partida, donde la noche especial de "Body Worlds", jazz y estrellas, en punto de las 20:00 hrs. será la última oportunidad de gozarnos con lo inconmensurable de nuestra propia corporeidad.   

MUSEO LABERINTO DE LAS CIENCIAS Y LAS ARTES DE SAN LUIS POTOSÍ
Blvd Antonio Rocha Cordero s/n, Tierra Blanca, 78364 San Luis, S.L.P.
Teléfono:01 444 102 7800



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