“LA ISLA DESHABITADA” O COMO NAUFRAGÓ Y SE PERDIÓ EL FESTIVAL SAN LUIS.


Por Juan José Campos Loredo
Texto y fotos.
"Si el destino en el futuro hace llegar a alguien
hasta esta tierra desconocida,
este mármol le dirá al menos
cuál fue mi caso funesto y memorable."

Constanza. (L´Isola Disabitata

recitativo, escena primera, acto primero) 


Jaime Torres (Gernando), Vanessa Asenjo (Constanza), Itia Domínguez (Silvia), Daniel Cerón (Enrico) en L´Isola Disabitata (La Isla Deshabitada) de Haydn. Dirección de escena: Horacio Almada. Directora orquestadora: Grace Echauri. Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí. 
XV Festival de San Luis, Teatro de la Paz, 10 de abril de 2015. 


Lo que pareció sería la gran joya de la corona del XV Festival San Luis, o al menos el evento que podía darle algo de sentido al carácter cultural nada más, se desinfló, no lo fue. Pasó sin pena ni gloria.

El estreno en tierras potosinas de L´Isola Disabitata (La Isla Deshabitada) de Haydn, se presentó los días 10 y 11 de abril en el más grande escenario cultural del estado, el Teatro de la Paz, en el marco de las actividades del Festival San Luis, ante un teatro a un 40% de su capacidad en su fecha de estreno, donde el costo de los boletos se ofrecieron a un costo en luneta de $150.00 y balcón y primer piso a $100.00.

Franz Joseph Haydn (1732- 1809)
Esta ópera de cámara, compuesta en 1779 por el compositor austriaco Franz Joseph Haydn (1732- 1809), -papá Haydn, le decía el buen Mozart, debido a la gran influencia que este ejerció en el gran músico vienes, quien además era reconocido como padre de la Sinfonía y padre del Cuarteto de Cuerdas-, quien se lanzó sobre esta encomienda basado en el texto de Pietro Metastasio (1698- 1782), uno de los más importantes libretistas europeos quien lo realizó años antes, por encargo se dice, del gran castrato, Farinelli (Carlo Broschi- 1705-1782), sobre la idea de mostrar una acción teatral para 4 solistas y sin coro. Se hablaba que debido a que el Teatro del Palacio de los Eszterháza, en Hungría, se había quemado y que solo estaba disponible el escenario del Teatro de Títeres, esto venía a bien para generar un buen espectáculo con una pequeña orquesta y un escenario sin cambios escenográficos y un libreto sin mayores complicaciones.


Vanessa Asenjo (Constanza), eL´Isola Disabitata (La Isla Deshabitada) de Haydn. Dirección de escena: Horacio Almada. Directora orquestadora: Grace Echauri. Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí. 
XV Festival de San Luis, Teatro de la Paz, 10 de abril de 2015. 
El argumento. Un viaje por una isla encantada, en la que dos mujeres solas, sobreviven por 13 años sin compañía masculina, creyéndose traicionadas y abandonadas y que después de ese lapso  dos hombres llegan a rescatarlas. ¿Quiénes? El marido, Gernando, que supuestamente había abandonado a su recién esposa Constanza, junto a su hermana Silvia, quien acompañado de un amigo Enrico, aclararan el embrollo: no hubo tal abandono, sino un desafortunado incidente donde el galán fue secuestrado por piratas mientras las dos mujeres descansaban en un breve receso en una cueva de la isla. La tripulación del barco al presenciar el secuestro, da por hecho que los tres han sido raptados y emprenden la retirada dejando a las dos mujeres, sin saberlo, abandonadas a su suerte. Así la breve anécdota cantada en italiano, de este divertimento de un acto dividido en dos partes, con una duración de casi 70 minutos aproximadamente.

L´Isola Disabitata (La Isla Deshabitada) de Haydn. Dirección de escena: Horacio Almada. Directora orquestadora: Grace Echauri. Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí. 
XV Festival de San Luis, Teatro de la Paz, 10 de abril de 2015. 
Con un reparto integrado para esta presentación por interpretes surgidos en su mayoría de la OSSLP, se presentaron en los 4 roles principales, Vanessa Asenjo (Constanza), Itia Domínguez (Silvia), Daniel Cerón (Enrico) y Jaime Torres (Gernando), bajo la batuta de la también reconocida mezzo-soprano, Grace Echauri, directora orquestadora en esta ocasión al frente de la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí y la dirección de escena de Horacio Almada, la escenografía y títeres de Mauricio Trápaga, un diseño e iluminación de estos dos últimos así como vestuario a cargo de Adriana Ruiz, todos bajo la producción ejecutiva de Grace Echauri y Horacio Almada en este proyecto estrenado en nuestro país en abril del 2013 en la Sala Miguel Covarrubias de la Ciudad de México, beneficiado con el Apoyo a la Producción Musical 2012, recibido mediante el estímulo fiscal para la producción de proyectos musicales, como resultado de la colaboración interinstitucional entre la Cámara de Diputados, la UNAM y el INBA. Y ahora apoyada por la Secretaria de Cultura para el XV Festival San Luis.


Itia Domínguez (Silvia) y Daniel Cerón (Enrico)
 en 
L´Isola Disabitata (La Isla Deshabitada) de Haydn. 
Dirección de escena: Horacio Almada. Directora orquestadora: Grace Echauri. Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí. 
XV Festival de San Luis, Teatro de la Paz, 10 de abril de 2015. 
No es nuestro ámbito lo musical; solo analizaremos lo concerniente a la propuesta escénica. Con una escenografía donde un grupo de telas tul blanquecinas que figuraban un oleaje en escena así como los montículos arenosos de este inhóspito lugar, además de unos “árboles” en escena y una lápida donde Constanza dejará escrita su presencia a quienes en un futuro lleguen a esta isla, la obra explora sutiles cambios integrando ya soles o lunas así como la intromisión de unos muy improvisados piratas con trajes rojizos (que inevitablemente prefiguraban la imagen del Capitán Hook, si aquel celebérrimo que hemos vislumbrado a través del imaginario de las películas de Peter Pan), quienes un tantos bufonescos surcaban la escena solo para mero acto de presencia como recuerdo de los piratas trapaceros que sustrajeron de su amada al joven Gernando y cuya presencia “angustia” a este último. Dos marineros a la usanza más tradicional y eso sí, unas bellas “abandonadas” con sendos vestidos que más bien parecían surgidos de gran gala y poco daban a entender los 13 años de abandono que habían sufrido en este lugar. Pecata minuta, al fin. Títeres que aparecen al principio y al final de la puesta como alegoría de los 4 abandonados y sin mayor utilidad debido a la nula técnica de manejo empleada por quienes los portan, los “Hook” venidos a titiriteros, cuyo fin meramente utilitario, se vuelve un verdadero derroche de este recurso. Pecata minuta 2.


Jaime Torres (Gernando) y Daniel Cerón (Enrico)
en 
L´Isola Disabitata (La Isla Deshabitada) de Haydn. 
Dirección de escena: Horacio Almada. Directora orquestadora: Grace Echauri. Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí. 
XV Festival de San Luis, Teatro de la Paz, 10 de abril de 2015. 
Trazo escénico sin mayor complicación que ilustrar esta simpática fábula escénica, entre cuyos interpretes destacan la agradable Itia Domínguez, Silvia, la ya no tan pequeña, pero si graciosa hermana, quien inquieta y juguetona, muestra buen juego de presencias con su ahora, joven galán, Enrico (Daniel Cerón), quienes se llevan los momentos más relevantes por lo divertido de sus partes y su entusiasmo escénico. La sobriedad y melodrama los vemos en Constanza y Gernando- Vanessa Asenjo y Jaime Torres respectivamente-, quienes dan un buen toque a los dos personajes que sufren con su desafortunado abandono.

Una obra ligera con una (a)puesta ligera. Sin mayores complicaciones en lo escénico, entretenida con un uso de recursos actorales de cliches desbordado (dirán unos que de acuerdo a la aparente poca exigencia- o echársela para sacar el compromiso, diríamos otros).
Lo que se esperaba fuera la joya de la corona y diera el bonito deslumbrón en este cuestionado festival, terminó dejando ver que así es como en lo cultural navegó este Festival de San Luis, una verdadera Isla Deshabitada de falta de ambición en selección, oferta y calidad para los potosinos que dejaron sola esta propuesta, donde ni los amantes locales del genero salieron satisfechos al, dirán algunos, capricho del Secretario de Cultura, Ing. Xavier Alejandro Torres Arpi, amante empedernido de este género musical y escénico, donde los organizadores parecieron meterlo con calzador ante su poco conocimiento de estas propuestas y por supuesto, magro gusto por ellas, asegurando que no hay rating para estas “cosas”; y no es eso.  Ante los mayoritariamente malos espectáculos programados, intentaron meter lo que fuera, no dar gato con liebre, pero hacer lo que fuera para cumplirle al Secretario y a los amantes de “cultura”, dirían ellos. Sencillamente no se puede así. Al público pan y circo, así le apostaron los organizadores de este festival durante el sexenio y ahí se quedaron.  El público, simplemente, de lo deseado, se alejó. El colofón de un fracaso de una ya no solo Dirección de Festivales encabezada por Arturo Castillo, sino de una institución cultural muy venida a menos cuyas decisiones de falta de riesgo para este proyecto de promoción y difusión cultural, afectan en este evento los grandes retos que se ha preciado la misma Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí. Y como diría Constanza: Si el destino en el futuro hace llegar a alguien hasta esta tierra desconocida, este mármol le dirá al menos cuál fue mi caso funesto y memorable. O lo que es lo mismo, si alguien en el futuro lee esto, sabrá del terrible festival que un sexenio, en San Luis Potosí, tuvimos. 

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LA "AUSENCIA", LOS MILLENIUM Y LA “EPICIDAD” MELODRAMÁTICA VIEYRANA


Por Juan José Campos Loredo

Las mujeres desnudas somos como los muertos. Nadie puede dejar de mirarnos. 
¿Qué tendrán nuestros pezones y el pico peludo de nuestro vientre?
Qué cosa fatídica. Irremediable. Qué pestilencia.
Y qué tendrán los ojos que miran y miran y miran.

Angélica Lidell
(La falsa suicida, 2000) 


Ilse Orozco en
"Ausencia, el lugar donde se habita.
Dramaturgia y dirección: Marco Vieyra.
Centro de Investigación Escénica
del IPBA, SLP, 2015.
Foto: Juan José Campos
Una base de cama de madera; un prototipo a escala de otra cama, en tonos rojos al igual que una actriz, también con un mallón, una pequeña blusa y tenis, todo en rojo, enmarcados en un espacio blanquecino por paredes forradas con telas blancas. Iluminación tenue en colores azul/rojizos que acentúan las acciones, solo eso. Temas musicales (muchos) donde se cuela uno “muy del gusto del director”, bromea la actriz ante el público, un capricho hedonista pensaría uno… y aquí es donde radica el meollo de esta “AUSENCIA, el lugar donde se habita”, monólogo sobre el vacío de una cama, de la, sobretodo, bailarina, Ilse Orozco (Becaria del FONCA en el programa Creadores Escénicos 2015- 2016),  bajo la dramaturgia y dirección de Marco Vieyra.

Con retazos de palabras de la creadora española Angélica Lidell (Figueras, 1966), de quien la ejecutante se dice ferviente admiradora, da pie a esta exposición de motivos sobre una joven de 26 años que revivirá las diferentes etapas y procesos de su vida emocional y pasional con sus distintas experiencias de pareja y en ello, irá planteando las distintas presiones y etiquetamientos sociales a los que se ven sujetos una generación, la vigente, los denominados Millenium, nacidos en los noventas, durante la globalización y que en albor del nuevo siglo, buscan nuevos modelos de convivencia y recomprension de su mundo donde los arcaicos esquemas y estructuras ya no tienen, para ellos, la menor cabida.


Ilse Orozco en
"Ausencia, el lugar donde se habita.
Dramaturgia y dirección: Marco Vieyra.
Centro de Investigación Escénica
del IPBA, SLP, 2015.
Foto: Juan José Campos
Enmarcado en un reducido espacio, del por si pequeño CIE (Centro de Investigación Escénica) del Instituto Potosino de Bellas Artes, este jueves 9 de abril, se dio el estreno de un montaje más del director Marco Vieyra, avecindado desde 2010 en tierras potosinas en cuyo lapso, sin duda, ha marcado a una generación de nuevos creadores locales a través de propuestas con un formato que ha resultado novedoso (El No Acting y el Biodrama), entre el anquilosamientos de la mayoría de los grupos locales. Pero sin embargo, algo no termina de cuajar en esta propuesta, que como su anterior “Trilogía del vacío” conformada por “Miniaturas”, “90’s. Nacimos para ser estrellas” y “Días de amor difíciles, estrenadas a finales de 2014, se percibe una marcada influencia por ajustar cuentas personales con la nostalgia. Con un discurso recurrente sobre el vacío generacional cuyo individualismo surgido a partir de la globalización en los años noventa, ha generado una evolución compleja entre las relaciones humanas, las cuales, tamizadas por el uso (y abuso) de las nuevas tecnologías de la comunicación como las redes sociales y la internet, pero también en la indefinición  ante un sistema que en lo macro, no da esperanzas y en ello, las micro relaciones, las humanas, las necesarias, quedan desfasadas, se vuelven vacías, y con ello, en marcadas ausencias difíciles de sobrellevar. Pero eso es lo que uno infiere buscando la lectura no solo de la trilogía mencionada, sino también en este montaje. La realidad es que más que esto sea notorio, se denota un cierto y excesivo llamamiento no como una crítica al marcado hedonismo de nuestros tiempos, sino como un talón de Aquiles del director de la puesta: la particular vivencia y subrepticio protagonismo del director que sobrepasa (aunque pueda parecer inherente), las vivencias de los ejecutantes en turno.


Ilse Orozco en "Ausencia, el lugar donde se habita. Dramaturgia y dirección: Marco Vieyra.
Centro de Investigación Escénica del IPBA, SLP, 2015.
Foto: Juan José Campos
Ilse Orozco, con una intensa y destacada trayectoria como bailarina particularmente, asume con aplomo este reto, mostrando solvencia y rigor en la escena en este ejercicio de casi 70 minutos. Interactúa con el espectador, genera simpatía -y empatía- en lo que busca contar ante un público en su mayoría 20-30s.  Sobresalen, sin duda, aquello donde es su leitmotiv como profesional: las coreografías donde se ajusta a los elementos que le brinda la propuesta y que hace suyos en una simbiosis que no desmerece.


Ilse Orozco en
"Ausencia, el lugar donde se habita.
Dramaturgia y dirección: Marco Vieyra.
Centro de Investigación Escénica
del IPBA, SLP, 2015.
Foto: Juan José Campos
Por otro lado, Marco Vieyra, acomete la dirección, una vez más con el uso de escasos recursos escenográficos, lo que se agradece siempre ante una sociedad en severa crisis económica (ver montajes con onerosas producciones, resulta hoy en día más que insultante), y que en su carácter utilitario, y en otros, obviamente simbólico, se vuelven funcionales para ilustrar las distintas etapas que implica la “historia”. Pero, en un recurso recurrente en Vieyra (y aquí excesivo), temas musicales que en su saturación – y pobre regulación del volumen- desgastan la propuesta, pero sobre todo, parecen buscar forzar la emocionalidad del espectador donde desde un principio, el marcado tono “épico” -y que en lo excesivo-, cae en un extraño melodramatismo, donde el manejo de la propuesta por momentos, lleva de manera si bien simple, también simplona, de ser testigos de una llana autocontemplacion y “victimización”, de una actriz, de un director, en un montaje donde el “no acting” y el “bio-drama”, como sistema sobre explotado por uno de sus principales exponentes en México, como lo es Vieyra, parece diluirse y extraviarse. Insisto que uno puede ponerse profundo y justificar esta propuesta escénica como la de una generación, que en sus ausencias, en un vacío de contenidos, se regocijan y autoflagelan en su cotidianidad, sin más pretensión que sobrellevar las circunstancias que una realidad en su marcada banalidad, les brinda. Esa es seguro, la intención. Pero la forma es débil. Pasar del Biodrama al Biomelodrama... He ahí la cuestión.


Ilse Orozco en "Ausencia, el lugar donde se habita. Dramaturgia y dirección: Marco Vieyra.
Centro de Investigación Escénica del IPBA, SLP, 2015.
Foto: Juan José Campos

Marco Vieyra e Ilse Orozco en
"Ausencia, el lugar donde se habita.
Dramaturgia y dirección: Marco Vieyra.
Centro de Investigación Escénica
del IPBA, SLP, 2015.
Foto: Juan José Campos
Llama la atención que la interprete, Ilse Orozco, con enormes cualidades dancísticas, solo estas sean utilizadas al momento en que los temas musicales son puestos en play y con ellos, ella misma. Al término de cada tema, la actriz vuelve en “situación”, y “actua” regresando a que sean los diálogos directos, quienes den seguimiento a su experiencia personal -muchas veces trillados en un tema tan maniqueo, como la relación de pareja tan saturado en nuestros días por su convencionalidad y que en su ilustración en esta puesta, mucho le quedan a deber a la poderosa dramaturgia (escandalosa, estridentista, amarillista muchas veces), de Angélica Lidell-. Ante esto, uno se pregunta, cómo acaso, teniendo ese potencial de riesgo bien conocido en el director y con posibilidades de la actriz y bailarina, esta no pasa de ser una propuesta meramente “formal” dentro de las expectativas que Vieyra puede marcar. ¿Falta de tiempo? ¿De proceso creativo? Un montaje que poco aporta a la escena, pero que a pesar de ello, se vuelve pasable para un espectador de la generación millennium en busca de otras alternativas de saludar la escena potosina, en este ya adentrado y aun carente escénicamente, 2015.


Ilse Orozco en
"Ausencia, el lugar donde se habita.
Dramaturgia y dirección: Marco Vieyra.
Centro de Investigación Escénica
del IPBA, SLP, 2015.
Foto: Juan José Campos
¿Quién es Ilse Orozco?

Cursó la licenciatura en Danza Contemporánea en el Instituto Superior de Artes Escénicas, además de una certificación en danza moderna en la Rotterdam Dance Academy. Ha trabajado con coreógrafos internacionales como Jiri Kylian, Michael Schumacher, Edersson Rodríguez, Karine Guizzo, Sun Xiao Jun, entre otros. En 2011, logró dos medallas de plata en el Concours International de Danse de Biarritz, Francia, dos medallas de oro y dos de plata en el concurso internacional de danza Attiitude, 2009-2010. Ha sido bailarina invitada para la versión contemporánea de Lago de los Cisnes en Bélgica 2014. Ganó la beca Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico 2011 para Estudios en el Extranjero, realizada en la Kibbutz Contemporary Dance Company en Israel.












“AUSENCIA, el lugar en el que habita”. Un monólogo sobre el vacío de una cama. Dramaturgia y dirección de Marco Vieyra con retazos de palabras de Angélica Lidell. Interprete, Ilse Orozco (Becaria del FONCA en el programa Creadores Escénicos 2015- 2016). Asistente de dirección y producción: Janeth Cisneros. Asesoría musical: Danna Carballo. Funciones: SAN LUIS POTOSÍ, 9 y 10 de abril, 20:30 hrs. Centro de Investigación Escénica del IPBA, (Negrete #110, a un costado del Centro Difusión Cultural Raúl Gamboa, Zona Centro). GUADALAJARA, 17, 18 y 24 de abril; 7, 9, 15, 16 de mayo, 20:30 hrs. FX Foro (Av. Xochitl #4386). Entrada general $100.00. 30% descuento a estudiantes. Una Producción del Instituto Potosino de Bellas.

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