DE “FELISA”, SU “AMOR DEL BUENO” Y AQUEL- TAN NUESTRO- PATRIARCADO TÓXICO.

Por: Juan José Campos Loredo
Fotos: Carolina Jayme Foyo
“Primero va el comer, luego va la moral.
Bertolt Brecht,
“La ópera de los tres centavos” 

¿Cómo deconstruir la realidad? ¿Cuáles las vertientes para cuestionar los “usos y costumbres” más arraigados en un acto social- como lo es una Boda- que repite patrones y esquemas difíciles de desarraigar? ¿Dónde la delgada línea entre la realidad que es y aquella que se debe cuestionar? ¿Hasta dónde nos debería reflejar nuestro espejo social? Cuestionamientos que nos incita a realizarnos, “FELISA”, la nueva creación de la compañía teatral El Rinoceronte enamorado, en su teatro homónimo, bajo la dramaturgia y dirección de Jesús Coronado a partir del cuento “Amor del Bueno” del escritor mexicano José Agustín (Acapulco, Guerrero, 1944), ejercicio realizado en colaboración con los alumnos de 8º. Semestre de la Escuela Estatal de Teatro, así como de actores invitados a esta propuesta escénica.
Amor del bueno, es una breve narración que describe los acontecimientos ocurridos en una boda, mismos que el autor -iniciador del movimiento literario denominado “De la Onda” en los años sesentas-, tomó como referentes de una nota periodística, y que describe a manera de una comedia de enredos, un suceso, que culminaría en una delegación de policía.

La obra nos instala como “invitados” en el salón “Tovar”, minutos antes de la llegada de los protagonistas de La Boda que vivenciarán Felisa y Leopoldo, detalles de la misma que iremos conociendo de la voz de Luis, hermano menor del novio, quién vive de manera más que entusiasta este gran acontecimiento familiar que habrá de desarrollarse. 
Los padres y suegros ya de uno u de otro; los hermanos, las amigas damas de compañía, un juez, el compadre, los “colados” y, el infaltable en fiestas de barrio que pueda apreciarse, sargento de policía siempre “en vigilia” ante cualquier desmán en este tipo de concurridos eventos, protagonizan esta puesta, cuyas viñetas escénicas nos llevan a las más arquetípicas situaciones que pueden aquí, suceder.
Con una más que una destacada producción a la construcción de época mediante un vestuario y caracterización de casi una veintena de personajes en escena, Jesús Coronado lleva de manera ágil y dinámica, una serie de eventos donde la violencia de parte del novio hacia la novia en pleno acontecimiento, despliega las interacciones de las distintas partes involucradas en un aparentemente inacabable círculo, donde quedan expuestos esos roles sociales tan colocados, en una sociedad machista y patriarcal, ya en las acciones de los hombres, como, en las de las mujeres: la novia- esposa sumisa, el macho violentador, los familiares “anexos”, varones de virilidad cuestionada o mujeres de escuela matriarcal en siempre contradictoria defensión del patriarcado o en clara victimización de un idealizado “amor romántico” no realizado y embuido en ello, la "ley" siempre lista para corromper, en un entorno, donde toda actitud violenta puede ser minimizada y exculpada con el fin de cumplir la función social de mantener el orden social “natural” que debe siempre prevalecer.
Jesús Coronado nos muestra de nueva cuenta, esa maestría para manejo de espacio y sobre todo, manejo de grandes elencos que logra bien diseminar en la escena, llevando el ritmo con coreografías que dan color y brindan brillo en momentos que nos permiten ir desglosando cada una de las situaciones que se van planteando rumbo a un clímax que no deja dudas en lo escénico, pero si en lo que podría ser un mensaje indefinido, una postura no muy clara de parte del realizador sobre el tema de violencia de género. Queda una sensación de ser testigos de una mera postal, una recreación de acciones y sucesos, una fotografía que parece remarcar aquella frase surgida del argot político mexicano del siglo pasado: “que todo se mueva… para que todo siga igual”.
Y en tiempos de igualdad de género, de una fuerte discusión sobre estos temas en el contexto social contemporáneo, uno se preguntaría si solo basta la mera recreación, o bien, se hace necesaria la contundencia de una postura que no quede solamente la simple contemplación.  Y aquí, el remitirnos a una frase más del dramaturgo alemán Bertolt Brecht: "El hombre que no debe seguir tal como es, es necesario verlo también como podría ser y acostumbrarse a esa visión". Y sí, me dirán, eso depende del espectador, pero…en fin.



Y si bien, la idea de “amor del bueno” en los sesentas, parecería vinculada a la naturalización del permanecer en una relación a pesar de su toxicicidad, ¿Hoy día deberíamos cuestionarnos eso? ¿Cuál es el “amor del bueno”? ¿A qué deberíamos llamar así? ¿Quizás al concepto de “amarnos y respetarnos a nosotros mismos”, lejos, muy lejos de todo paradigma que justifica per se, la violencia en cualquier tipo de relación?


Más allá de lo anterior, FELISA, es una puesta en escena que bien vale la pena verse, celebrarse, y, sobre todo, reflexionarse. Enhorabuena al Rinoceronte Enamorado.


“FELISA”. creación número 46 de la compañía El Rinoceronte Enamorado, en el marco de su 24 aniversario.
Inicio de Temporada: 14 de junio de 2019/            
Funciones: Viernes (8pm) Sábado y domingo (7 pm)
Entrada general: $120.00/ Aplican descuentos habituales
Teatro El Rinoceronte Enamorado
Carlos Tovar #315, Zona Centro




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