"NO TE SORDEES CON SOR JUANA" TEATRO CABARET POTOSINO EN LA CDMX.

Fotos cortesia: Jen González 

La ingeniosa y divertida propuesta "No te sordees con Sor Juana", extendió su fuerte presencia a la Ciudad de México, en esta ocasión en el Foro A POCO NO, dentro de la programación del 20oFestival Internacional de Cabaret el pasado 4 de agosto, presentándose además al día siguiente,  en el Centro Cultural España en México
como parte del ciclo de Teatro para Jóvenes audiencias.

En un espectáculo donde la actriz potosina Susana Arocha da vida a la máxima poetisa novohispana, Juana de Asbaje mejor conocida Sor Juana Ines de la Cruz, asume este reto con una maravillosa frescura, que invita a acercarse de una manera irreverente, ludica y tremendamente didáctica, mediante la personificación de una de la mujeres pilares de la literatura universal, a reflexionar sobre los micromachismos y la violencia de género, dedicada a jóvenes audiencias y el cómo estos temas afectan a los jóvenes hoy dia.

Con un éxito arrollador en la red social Tik Tok como @lapiordetodas, Susana Arocha ha trasladado este personaje a la escena, presentándose tanto en foros como escenarios diversos, que incluyen su presencia en centros escolares con una gran propuesta donde su enorme carisma y capacidad histriónica, se enriquece con sus habilidades para la improvisación en esta versión de la gran musa mexicana y sus reflexiones contra un sistema patriarcal más vigente que nunca, que es más que necesario el que sea cuestionado y puesto en tela de juicio, en pro de las generaciones por venir hacia la construcción de una sociedad más equitativa e igualitaria, en la derechos hacia las mujeres. 


"No te sordees con Sor Juana", se estrenó hace un año, en el mes de agosto del 2022 bajo la dramaturgia y dirección de Aldo Reséndiz y un diseño de vestuario de Alan España.

Conoce a este maravilloso personaje encarnado por Susana Arocha en sus redes sociales y dale like para conocer próximas presentaciones. 
Tik tok: @lapiordetodas
Facebook e Instragram: Susana Arocha

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"NOW PLAYING", LOS MILLENIALS Y EL "SERVICIO DE LAVANDERÍA" PARA TOD@S TAN NECESARIO.

Por Juan José Campos Loredo
Fotos: Teatro Polivalente y 
Juan José Campos

NOTA: DEBIDO AL LAMENTABLE ATAQUE QUE ELIMINÓ NUESTRA WEB www.lumenflujocultural.mx,  compartiremos nuestras columnas y reseñas desde nuestro blog de origen. Agradecemos su apoyo n nuuestras redes sociales habituales para leer,  comentar y compartir. Pronto volveremos con nuestro sitio en Internet.  Muchas gracias. 



"Now Playing" monologa en alta gama escénica, la hiperindividualizacion de la generación que hoy dia, trasciende y ocupa los espacios relevantes de nuestra acelerada sociedad: los millenial.

"El mundo es una mierda", nos dice directo a la cara, Emmanuel Lapin, enfundado en ese vestuario "infantijuvenil" diseñado por Sergio Mirón, que irá dando distintos matices dentro de la producción organizada por Stefanía Norato, permitiendo al actor hacer gala de su desparpajo, de su potente expresividad y su talento para interpretar a través de referentes que buscan pintar tres generaciones, donde él se mira como lo que es: el "sándwich", el hermano de enmedio, enmarcado por su hermano mayor, a ese a quién él, ya ve en su cuasisenilidad, su Sr. Miyagi, su Dr. Brown "Back To The Future" o su Obi Wan Kenobi; ese que nació en la década de los setentas, la que se perdió en la simplicidad de la denominación intitulada como Generacion X, esa que vio nacer en el glam y el punk y sobre todo, en la cultura pop a lo MTV, un sentido de identidad en una década ochentera que pese a crisis infinitas, se consideró una década divertida. 
Una generación ochentera más que "X": frustrada, violentada y muchas veces resentida en su adaptación al stablishment y a la continuidad de los modelos de explotación capitalista, llevada a los extremos del neoliberalismo en los 90 y cuyo show mediático en México del cruento asesinato del conductor y comediante Paco Stanley en 1999, terminó la década (y el siglo mismo), de fuerte golpe y porrazo.

Y aquí, justamente, harían su aparición los millenial: crecidos (y muy entretenidos) con Disney Channel, Nickelodeon o si acaso Canal Once y su barra estelarizada por "Bisbirije" y la anhelada y nunca llegada credencial, no podían faltar los estertores de una Televisa que, de la mano del junior Azarraga Jean y sus cuates de farra de la adolescencia, ampliaron los contenidos de la más que anquilosada televisora más importante de América Latina en ese entonces, volcándose a una barra programática "juvenil", encabezada por el treintañero Adán Ramones y su "Otro Rollo" con sus infaltables (e inmamables) "monologues".

Britney Spears y The Backstreet Boys fueron la pauta musical de estas infancias y la llegada del nuevo milenio y sus agoreros de un fin del mundo que nunca llegó (al menos no físicamente), pero que sí se vería transformado radicalmente por el ataque mortal y en directo de la Torres Gemelas por todo mundo bien seguido desde cualquier parte del mundo como nunca antes.

"Servicio de Lavandería",  álbum de Shakira editado en dos idiomas y que marcaría su internacionalización justo en 2001, da la pauta para que este actor millenial bajo la dirección de Renne Sabina, reflexione en este texto dramatúrgico de Jimena Eme Vazquez, sobre esos andares, de la mano con las experiencias sensibles de su hermano mayor y su hermanita menor.

Ya lo decíamos, de su hermano mayor vuelto ente admirable y entrañable como aquella década ochentera siempre reverenciada.  De su hermanita menor, la "centennial", esa "que lo entendió todo con un click", donde ahora él, se convertirá en figura que acepta la cuestionable ejemplaridad que supone debe darse de una generación a otra. Bien se lo dice, se lo hace saber a la menor: "Mientras tu pones orden, deja que la música te la ponga yo".

Enmarcados en general con una buena propuesta lumínica Pedro Panamá y a cargo de Renée Sabía en giras, de entrada, dos tarimas a los extremos, una con Victor Ramos, quien manipula una lap para las diversas intervenciones sonoras, ya musicales como de diálogos e interlocuciones grabadas creadas por Alejandro Carrillo, así como de una guitarra que interviene a discreción y la otra tarima, con un teclado en función de piano y una reproductora de los ya miticos CDS, que durante 49 minutos reproducirá en silencio, ese álbum ya referido de la cada dia más más infaltable desde hace más de dos decadas, la colombiana Shakita, producción que dura la obra, nos dice el actor. Y como todo buen teatro, está promesa, es una grata mentira.

Seres de la era de Internet, de las redes sociales que nos han conectado y pese a la negativa óptica  de generaciones de antaño, estas nos reconectaron más que nunca. Generación millenial,  la del consumo masivo pero a diferencia de otras, supuestamente de consumo reflexivo; concientes del mundo ecológico en decadencia, de la inclusión en todos los sentidos, del poliamor como eje emocional,  del feminismo versus patriarcado con fuerte conciencia de lucha de equidad de género, de lo LGBT+ como conquista resuelta pero ante cualquier retroceso, siempre alertas.

Y al final del día, un Emmanuel que representa una generación que así como se abre a las libertades conquistadas y suma resistencia a todo imperativo que  les infringa y les sobre explote, busca marcar sus propias pautas, sus conquistas pero también, su sensibilidad, sus terribles miedos y saturaciones del día a día, gestionados en la terapia profesional (ignorada y casi criminalidad por generaciones anteriores), en los medicamentos tanto valorados pero también que los hace sentirse muchas veces terriblemente esclavizados.

Una generación llamada peyorativamente "De cristal" por el hecho de manifestarse y buscar el hacerse presentes desde el arranque de sus individualidades y el caudal de sus apreciaciones del mundo, de la sociedad que les tocó vivir. La generación millenial que se agota y que ya rayando los 40s, se ven así mismas en la instanteneidad de la vida misma.

Mazapan producciones de la Ciudad de México, hace una síntesis nostálgica por esta generación que ya va cediendo a la que le continúa. Qué es capaz (cómo el protagonista), de bailar sus últimos pasos en la agonía del recuerdo de esas notas musicales de los 90, y los 2000s coreografiadas por Xanath Jaimes, en un "Servicio de Lavanderia" a lo Shakira, para limpiar, depurar (o lo que se adapte a la necesidad) esa vida nunca frágil, sino fortalecida en las muchas experiencias y posibles entendimiento en comunidades diversas y tremendamente enriquecidas de nuevos saberes y experiencias.

"Now Playing" nos limpia (o lo intenta) de sabernos en un "mundo que es una mierda". Y esa limpieza en mirarnos en lo intergeneracional, es sin duda, lo rico, valioso para dejarse llevar,  en un enorme baile final, por todos y cada uno de los recuerdos y momentos,  que nos tocó vivenciar sease de la generación que se haya sido.

Porque a fin de cuentas, el mundo no se acabó. No se acabará. Sino que cómo cada una de las personas que lo enfrentamos, solo se transformó. ¿El reto? Dejarnos llevar o bien, el sabernos transformar y confrontar cada día para crecer, para volar, para bajo ningun motivo soltar ese "Polvo de Hadas" que nos moviliza sin fin y en ese hermoso marasmo, nunca jamás, dejar de soñar.

Una hermosa (a)puesta en escena en el arranque de Teatro A Una Sola Vo, Festival de Monólogos en el Teatro Polivalente del Centro de la Artes, coordinado por el Centro Nacional de las Artes a través de la Secretaría de Cultura federal y la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de San Luis Potosí.

Para conocer la programación, visita y conoce nuestras redes sociales en Facebook, Twitter e Instragram como Lumen flujo cultural.

JUAN JOSE CAMPOS LOREDO. Inicia su actividad teatral como actor desde 1989 y en la dirección y dramaturgia desde 1993. Director artístico de Proyecto Teatro Alighieri desde 2004. Analista cultural y reseñista de teatro y danza en distintos medios y Director editorial en Lumen flujo cultural desde 2009 a través de blog y Facebook y desde 2022 en su sitio web www.lumenflujocultural.mx

1er. Lugar Premio de Periodismo Cultural Luis Bruno Ruiz del Festival Internacional de Danza Lila Lopez 2022. Director General del Instituto Potosino de Bellas Artes (IPBA) en 2021. Premio Estatal de Dramaturgia Manuel José Othon 2006. Coordinador general de Territorios del Arte/Mercado Escénico ediciones 2013 y 2014. Becario FECA a Creadores con Trayectoria en Dramaturgia en 2010. 1er Lugar a Mejor Obra en el Festival Nacional de Teatro UNAM 2002.

Ha participado como productor y locutor titular en Radio Universidad UASLP de 1993 a 1996 y 2001 a 2003 en el programa radiofónico infantil «CHÓCALA» y en 2020 en su propio espacio de promoción y difusión «LUMEN flujo cultural» en la misma radiodifusora. De igual manera como productor y conductor del mismo proyecto en su canal de YouTube en 2018 y 2022.

Docente teatral y Coordinador Cultural en distintas instituciones educativas de carácter privado así como de proyectos artísticos tanto a nivel municipal, estatal y regional en instancias de cultura municipal y estatal.

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DE OSIRIS, "OFELIAS" Y OTRAS “REINAS CHULAS”: ACTIVISMO, FEMINISMO Y PERFORMATIVIDAD


Por Juan José Campos Loredo


"La nueva normalidad será feminista o No será"

Las Reinas Chulas.


Hemos tenido la oportunidad de disfrutar en estas semanas de verdaderas experiencias teatrales que nos invitan a seguir reflexionando la escena en tiempos de contingencia. Una cosa: de verdad que resulta emocionante el poder de los creadores y la capacidad de resiliencia para no dejar caer el telón imaginativo, y arriesgarse a probar en distintas plataformas hasta donde la web pueda aportar. Este comentario -está de más decirlo-, no deja fuera la precariedad y la complejidad en la que están viviendo los creadores de este país en este momento, ante las condiciones tan adversas donde lamentablemente, tendrán que seguirse organizando para poder generar los recursos económicos que solventen estos esfuerzos que, con mucho, están superando los que las instituciones responsables de cultura, no han podido activar con la misma premura y decisión. En fin, tema para otra reflexión.


Esta semana, desde el pasado sábado 20, posteriormente, el martes 23 y este viernes 26 de junio de 2020, tres proyectos escénicos enmarcaron nuestra atención: “La Casa de Papel… de Baño” con Las Reinas Chulas, “La Pasión de Osiris” con texto del dramaturgo Xavier Villanova, interpretado por alumnas del Colegio de Arte Dramático de la BUAP bajo la dirección del poblano Fernando Yralda y “Sobre Ofelia una flor” de la autoría de Fernanda del Monte con Cía. Gorguz Teatro de Monterrey bajo la dirección de Alberto Ontiveros.

Tres propuestas donde destaca el tema que debe seguir imperando: las mujeres. Temas feministas donde ellas son las que alzan la voz, quienes nos interconectan para visibilizar lo que la reclusión dejara pendiente, en pleno momento de efervescencia después de los acontecimientos de la marcha del 8 de marzo y su consecuente “Un día sin mujeres” del día siguiente nueve de marzo. Bien sabido es que lamentablemente la violencia durante el confinamiento se recrudeció pese a la postura presidencial de que la violencia en casa no existe. Son justo estas propuestas, quienes nos hacen mantener latente la necesidad de seguir exponiendo lo que bien con todo, nos dejan “Las Reinas Chulas” más que claro en esa maravillosa parodia a la casi parafraseada serie española: La nueva normalidad será feminista o No será.


Por eso la fortuna de ver en estas primera presentaciones de la virtualidad, el mensaje de la mujer: las reinas chulas con la participación especial de la estupenda Conchi León, se prestan al verdadero “Robo del siglo”, y siguiendo el modelo de la famosa serie, nos dejan ver cinco presencias, donde con fondos de pantalla verde, van llevándonos por los lugares que han especificado para organizar y consumar su ambiciosos plan: robar todo el papel de baño posible para, pintarlo de morado y dejar en ellos, consignas feministas para que no exista un rincón del mundo, del país y de la intimidad misma (aquí, entiéndase, la mismísima intimidad del excusado), donde la conciencia del respeto a la lucha por mujeres libres de la violencia patriarcal, esté reflejada. Ellas, Las Reinas Chulas y Conchi León, en trasmisión en vivo vía Zoom, se las arreglan para bien llevar una muy rítmica y divertida presentación, donde la fluidez no deja de empatizarnos y pese a la no cercanía de la piel, las sentimos frescas, divertidas, entregadas desde las limitaciones de tratar de encuadrar en el momento justo, en un empoderamiento sobre el dispositivo que impulsa con mucha mayor relevancia, EL EMPODERAMIENTO FEMINISTA para el cual han sido protagonistas estas “Chulas”, dentro del activismo y de cuyas luchas y abanderamientos, sus propuestas han sido y son, siempre pertinentes.


La interactividad en esta “Casa de papel…de baño”, se da en ese momento justo, cuando nos envían a una sala del zoom donde, de acuerdo con quien nos toque, disfrutamos un monologo con una de estas cinco mujeres cuyas historias, mas allá de la parodia, nos recuerdan que la violencia ejercida históricamente, es una pandemia que más que nunca debe terminar ahora y para siempre. Trabajo fresco, tremendamente ingenioso y un verdadero agasajo con fondo feminista potente y necesario.

“La pasión de Osiris” nos sorprende. De verdad. No es solo buscar la plataforma más requerida para el teatro en streaming en estos días, Aquí, la concepción de esta puesta en escena estrenada en su natal Puebla en febrero de 2020, como resultante final de la materia de actuación de estas jóvenes actrices (entiendo que la experiencia la ejercen casi 20 integrantes, pero nosotros en la que nos tocó, solo fueron 4 o 5 en esos momentos), decide ponerse en situación y arriesgarse en otra popular forma de encuentro: el WhatsApp. ¿Cómo? La interacción se da cita en un grupo de whats. Aquí, son mensajes los que te van invitando a que sumes a la experiencia. Y vaya que es experiencia: vas, como “participante” de este suceso, leyendo los textos que como detonadores, van perfilando una dramaturgia mediante lo textual, lo visual y lo auditivo, en fragmentación que se tiene que ir construyendo en el conjunto de los participantes. Los textos y las motivaciones van dándose uno tras otro en el camino que poco a poco suma, en ese grupo de desconocidos que poco a poco nos vamos conociendo en el NO vernos, sino en la intimidad del reconocernos en el otro y sus breves -pero en algunos- contundentes “whatsapes”.

Pero viene la parte central, el corazón, la matriz del asunto: las video- llamadas de Ellas, cuatro jóvenes mujeres que igual te dan la bienvenida, que lo mismo te muestran una instalación performática en algún espacio de su habitación, o bien, te cantan una canción con esa suave melancolía que remueve; te hablan y comparten sus creencias de la vida, el amor, el ser mujer, ese dios castrador. La naturaleza como vivencia, fuerza y motor de vida, a fin de cuentas, “Madre Natura”, la que debería regirnos y donde el patriarcado puso sus huestes y desde ahí, constreñido la belleza de la vida por el horror y la violación constante de la vida misma, de la Madre toda ella, La Tierra latente, como mujer latente.

“La pasión de Osiris” es un ejercicio cuyo dispositivo nos acerca y nos lacera. La vivencia es -vaya la paradoja-, piel de Ellas en el encuentro de Nosotros con Ellas. Y viene la anagnórisis, el bingo tan personal: el teatro puede trasmutar en piel desde la sensorialidad de la escucha, aquí, de la otra, la otredad femenina. Maravillosa.


En el caso de Sobre Ofelia una flor, cuyo estreno estaba pensado en “físico” y que, por las razones tan comentadas, decidió realizarse su adaptación en este caso, para facebook vía Zoom, el estreno tuvo lugar este viernes 26. La dramaturga e investigadora Fernanda del Monte, trabajó este texto, inquietud de la compañía regiomontana Gorguz Teatro, que iba sobre la producción de Hamlet de W. Shakespeare, pero ella sumo a la inquietud: la voz perdida de Ofelia, ese personaje femenino cuasi olvidado y cosificado muchas veces dentro de la historia del drama, por sobre los intereses del aparentemente imperecedero príncipe de Dinamarca.


Ofelia adquiere fuerza en la dramaturgia de Del Monte. Es una mujer en cuya aparente fragilidad, expone motivos, refuerza, pero también trastoca creencias; genera y se cobra consistencia la incestuosa vivencia que rigen sus experiencias. La posibilidad es cruenta, pero para nada nos suena ya ajena. La reiterada historia de cada día en las mujeres violentadas de nuestro país le da sentido. Y Si bien, Fernanda Del Monte va sobre la línea argumental de sobra conocida sobre este texto “clásico”, ella se reinventa en la escritura fragmentaria, en las metáforas cuya mirada feminista (y femenina), apuntalan las ideas de esta Ofelia, de Hamlet y de quienes construyen la trama (aquí 3 participantes), ella y dos hombres que construyen las esencias- presencias en esta, no solo síntesis, sino re significación del texto del dramaturgo isabelino. El texto se disfruta. Y la puesta asume su riego.


El director Alberto Ontiveros busca estructurar desde la fragmentación misma de la representación en línea, la construcción de las escenas y situaciones. Y diríamos que no sería tan compleja si de fragmentación se tratara, ya que la misma textualidad te invita a esa indagación. Ontiveros lo hace. Busca poetizar las imágenes en la utilidad de los marcos que el mismo dispositivo de zoom determina. Imágenes que se realizan pero que parecen no fluir con el ritmo y naturalidad que como espectador se quisiera. Se entiende: si un estreno en vivo, es harto complejo, un “estreno en zoom”, vaya, cosa nada fácil. Pero aquí hay varios aciertos pese a ese ritmo que vuelve cansada la propuesta a pesar de sus casi 60 minutos de duración: digamos que no logra romper la barrera de el verse “plano” en su representación. Experimentan con encuadres de los cuerpos o bien, partes de estos; utilizan dispositivos como el celular y parece también la laptop; recorridos y cambios de lugares, de espacios. Eso está padre. Es bueno para evitar el cansancio visual y dar fluidez. Hay hallazgos como lo que ocurre en el baño de ella, el voyerismo de Hamlet que somos testigos en dos planos, ya de ella, ya de él, una secuencia bien lograda e interesante. La charla de ellos, los varones, desde la superficialidad del hecho y la contundencia de lo que se dialoga, con papas fritas. Es orgánica, vivencial, compartida sabrosamente con nosotros. El encuentro final de los personajes, reptilianos, muñecos todos de una trama donde la afrenta se confronta y deriva en el consabido tenor de la venganza y la muerte de todos contra todos. Este todo paródico y paranoico, no podía venir mejor y motivar el juego de relaciones. 

Quizá lo forzado que en ocasiones se percibe el intento de representación, incluso el traje del Hamlet, es lo que da la sensación de acartonamiento en los actores (sobre todo y con mucho, quien personifica a Hamlet), en su acto de representar. Creo que será la práctica, el conocimiento y la entera relación con el uso, teje y maneje del dispositivo, lo que seguramente apoyará que la naturalidad o bien, la no naturalidad que se quiere lograr en otros momentos, fluya, de acuerdo al ritmo y tenor que este director le apuesta. Una dramaturgia de una dramaturga que bien sabe abordar la fragmentación y la escritura digital, que habrá que leerse también aparte de esta interpretación virtual que, en la reflexión del acierto y el ensayo, seguramente podrá crecer significativamente para bien.

Mucho teatro, pero de momento, aquí, la información para que no se pierdan estos tres trabajos adaptados para conocerse y disfrutarse desde la red. ¡A vivir la experiencia teatral en contingencia, queridos lectores!

1.    “SOBRE OFELIA UNA FLOR”, viernes 26, sábado 27 y domingo 28 de junio, 19:00 hrs. Presentación sin costo en la página oficial de Cía. Gorguz Teatro: https://www.facebook.com/gorguzteatro/

2.    “LA CASA DE PAPEL…DE BAÑO” 27 de junio, 4 y 11 de julio a las 21:00 hrs.  Boletos: https://boletopolis.com/es/evento/14302 

3.    “LA PASIÓN DE OSIRIS”, martes y viernes, 18:00 hrs. Reservaciones en la fanpage @lapasiondeosiris


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GAME OVER… ¿O VAMOS TODOS EN LINEA?


Por Juan José Campos Loredo
"Los ignorantes del futuro no serán aquellos 
que ignoren la escritura, sino el que ignore la fotografía"
Walter Benjamin

Hacer diez días, comenzaba a darse la invasión de proyectos escénicos donde la nueva virtualidad nos obligaba a tratar de mirar y entender la escena desde la “normalidad” convenida por las autoridades. Las artes se confrontaban y pasaban muy rápidamente de la curiosa discusión sobre el Ser o no Ser del teatro desde la medialización de sus propuestas ante la carencia de un público, cuya presencia física, tangible, era en el periodo pre- COVID 19, más que necesaria para cubrir la triada que muchos sumamos para por dar como hecho escénico, el proceso teatral como proceso vivo: Actor- Espacio- Espectador, juntos, en una relación sensorial-  convivencial que, por mucho, creemos necesaria. Mayo fue el arranque total de nuestro mes teatral desde la virtualidad, intenso por hallarle forma y sentido. Y la imaginación y posibilidades se desbordaron.

Charlas, ponencias, talleres, conferencias, clases en línea, todo eso ha confluido por incrementar la oferta que por un lado y principalmente, puedan ser un intento viable para la subsistencia de un sector que, de manera endémica, ha sido relegado por las instancias gubernamentales las cuales, poco atinan para brindar certeza a la infinidad de creadores que vieron venirse sobre sus hombros una crisis inimaginable hace apenas unos meses. Eso es importante tenerlo en cuenta: con las artes escénicas fuera de circulación, la situación de total vulnerabilidad a muchos creadores se volvió más que apremiante. Pese a ello, la organización con una fuerte efervescencia comenzó a tomar los espacios virtuales y las más arriesgadas maneras de adaptar lo escénicamente teatral al lenguaje de una pantalla han sido variadas y enriquecedoras.

Y entre esa variada gama de iniciativas, GAME OVER de la agrupación potosina Monos Teatro integrada por Sayuri Navarro y Darío Álvarez con el apoyo audiovisual de Joaquín Loustaunau y presentada el día 13 de junio dentro del programa #VivoElTeatro del Teatro Polivalente del Centro de las Artes de San Luis Potosí, se estrenó siendo una experiencia de esas que se disfrutan, que se gozan en la contemplación de lo que los buenos e inquietos creadores pueden hacer, bajo una idea sólida: un ejercicio donde la reflexión sobre las realidades de un actor y una performer en la insoportable convivencia que hace lo cotidiano, se somete a la implosión incalculada de nuestros días. Somos voyeristas en una invasión a la privacidad y pensamientos del hastiamiento hasta la medula, de seres que buscar en el hacer, deshacer aquello que permuta en las posibilidades que el teatro en este caso les pueda permitir. Es el fastidio del ser, del crear personajes por el hábito y manual que dicta la creación de ellos para la concreción de la ficción que pare la escena; y mantener esa creación en cuarentena, como la ansiedad misma que nos produce esta situación atípica y para muchos, francamente apocalíptica.

El actor que se enmascara a medias; la joven mujer que performea y monologuea en sus rutinas de sobrevivencia cotidiana; el desenfado en el encuentro y desencuentro de ambos, choque de egos, choque de sinceridades, laberinto de espacios sobre su propio habitar; nostalgias por lo externo -lo de ellos, lo de nosotros-, un andamiaje de construir la emocionalidad en el aparente vacío y ahí, la ficción de dos cuerpos que ya no se soportan pero que están porque su condición de “rommies”, de creadores en complicidad permanente así lo forza, lo exige, lo hace latente.

Game over al teatro. Lo susurran y lo gritan. Game over a la idea de mantener la esperanza sin querer saber de ella. Game over y abrir el recetario ante lo desconocido: el teatro nuevo, el nuevo teatro, la nueva y maldecida normalidad no será en los escenarios, pulula en el ambiente, sino que la mirará de nuevo desde la virtualidad de la pantalla. No importa si estoy o no estoy, porque ahora, de estar vivo, paso a ser una presencia grabada. Por eso el estado en Game Over. Ya no soy presencia, sino una forzada esencia que le apuesta trascienda más allá de eso.

No me diferencia del cine- ese alter ego que obliga a que las salas de mis teatros se vacíen mientras que las salsas de contacto ajeno, se repleten de experiencias desde la sensorialidad de la ficción más espectacular y más cinematográfica-. Y si afín de cuentas ya seré esencia, ¿para qué carajos filmo teatro? Mejor traslado el lenguaje y del recetario extraído de este, me voy de facto al ingrediente más socorrido para la escena de pandemia. Ya no solo el director teatral, ya no el actor solo, ya no la ostentosa producción de galera, eso ya no. No es lo necesario en el aquí y ahora que se borra con la inmaterialidad de la falta de presencia. Abramos paso a la figura del director que domine el lenguaje de la lente y dejémosle que nos haga y deshaga. Las ideas son nuestras, la mirada es la de él. Pero es la de todos los que hacemos esta escena de contingencia. El director-dramaturgo- actor migra la mirada a la lente de un director entrenado en ello: un director netamente cinematográfico.

Monos teatro le apostó de manera efectiva al audiovisual, a la escena vuelta videoarte, con su propio lenguaje a través de la visión de un experto y profesional del cine, aquí, de la cámara y visión del realizador potosino Joaquín Loustaunau. Y se logra muy bien. Se disfruta el discurso. Se disfruta la supuesta “virtualidad”. El montaje genera la experiencia. Y está el teatro fragmentado de discursos ultraaudiovisualizados. La hiperrealidad de la presencia editada y bien enmarañada en el montaje fílmico. GAME OVER, una pieza que se brinda desde el manifiesto de la renuncia a lo que suena desconocido pero que vale la pena regodearnos mientras regresamos a casa.

Y de pronto surge el problema: el regreso a casa. La incertidumbre de saber si regresaremos a casa, en este caso, a la sala teatral. El regreso a ver y sentir al otro, ese otro ausente que volverá a entrar a la convivencialidad bajo nuevas reglas, en otro andamiaje de circunstancias. Este teatro de Monos teatro- Game Over-  se ve una sola vez. O bueno, se podrá y se verá, igual, sin la incertidumbre de la impredecibilidad, ya como montaje video grabado permanente. Son esencias de percepción de hechos y acciones concretas que son reproducibles como lo predijo W. Benjamín una y otra vez. Ellos, los realizadores, aquí, más fácilmente, se sumarán a nosotros y serán espectadores como todos una y otra vez, mientras las posibilidades de proyección y repetición de la zona de contagio lo permita. Y lo vuelva negociable y costeable (si acaso eso es posible).

El nuevo teatro en línea también se puede pagar. Eso es algo que la posibilidad y solidaridad de adaptación está dejando. Desde el estreno de Game over a la fecha, la oferta se extendió sobremanera (el ANTIFestival es algo contundente en estos días). Y se impusieron lo códigos de acuerdo a las necesidades: Teatro que se cobra como si fuera en vivo (en algunos casos los son, en otros, solo proyección de esos archivos que registraron la presentación), por experiencias que se filman y se transmiten por zoom para mantenerse vivas. En algunas experiencias con partes que permiten la interacción con el espectador de manera directa desde la chance del zoom (Las reinas chulas y su casa de papel de baño, por citar un ejemplo, que pudimos disfrutar estos días). Experiencias que se plantean distintas maneras de entender el fenómeno donde ninguna es menos rica que la otra. Todos son ejercicios de acercamiento, pero ya no como lo dije en un momento en este texto, ninguno se planea como abordajes de renuncia. Son modelos de crecimiento en estado de excepción y de crisis.

El gran actor Gerardo Trejoluna nos lo dice de frente desde la sobriedad de su ejercicio, de una cámara fija, desde la personificación de sus personajes más emblemáticos: “Vamos todos en línea”, publicado en el canal de YouTube de teatro UNAM el 12 de junio. Y vaya invitación desde el aparente pesimismo de la declaración: “Vayamos TODOS en línea”. Pero vamos todos jalando y encontrando.

Vayamos pues, como la circunstancia y la imaginería nos lo invita. Vayamos sin miedo, y recorrámonos en el espacio hacia ella. Vayamos hasta donde nos permita la batería. Vayamos en línea, más allá de los espacios vacíos, de las cámaras fijas. Vayamos en línea a reconquistar al espectador, a quien espera y sigue la escena, a quien busca esa esencia, y no cerremos la puerta a lo que viene. No es el fin del juego, sino el inicio de otra cosa. Y esa otra cosa, es absorbente y en la lucha, altamente gratificante.

Y al final del día, ¿Qué es lo que nos congrega del teatro, sino es que el encuentro, el diálogo con el otro, la mimesis no como imitación sino en el concepto más lúdico y amplio como lo es el movimiento danzando a lo infinito. Sayuri y Darío, en su Game Over dejan lo mejor para el final: bailan en la fogata de un techo de casa. Y miran el cielo. No vale decir que es spoiler. Es la metáfora nuestra de estos días: encender las llamas y regresar al ritual de la convivencia de compartir en el teatro y al placer eterno de la contemplación propia, tan personal de la escena. Desde nuestros espacios, desde nuestros techos, desde las orillas que nos permiten vernos a ras de los otros en el cielo mismo. Monos Teatro le apuesta a su teatro-video-arte-montaje- escena-medializada. Y esta padre. Muy padre. Para verse. Y escucharse en el susurro de los demás. En los gritos y bailes de los demás, cuando acabe esto, cuando regresemos a abrazarnos, sin temor, ni furia alguna, de nueva cuenta, una y otra vez.

Y si, por hoy, Game Over a la polémica del Ser o no Ser teatro del teatro en linea,. El teatro ESTÁ, más que nunca. Asumamos... y como dice el querido Trejoluna, vamos TODOS en línea.

Gerardo Trejoluna, "Vamos todos en linea", Teatro UNAM, 2020


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LÁZARO…O EL ROSTRO (NUESTRO) AUSENTE, RE- SIGNIFICADO


Por Juan José Campos Loredo

“Nuestro rostro expresa quiénes somos, mostrando miles de emociones. Es nuestra puerta al mundo sensorial, lo que nos permite ver, oler, gustar, oír y sentir la brisa. ¿Somos nuestro rostro? Katie Stubblefield perdió el suyo a los 18 años. A los 21, los médicos le dieron uno nuevo.
Joanna Connors/ National Geographic,
14 de agosto, 2018- 16 de junio 2020. (1)


1. “Mírate en el espejo. ¿Qué ves? La mayoría de nosotros responderíamos: «Me veo a mí».” (1)
Hay expectación. Los rostros reducidos en distintas proporciones de acuerdo al encuadre, en consonancia a los que han entrado al zoom, la plataforma más convenida para la presencia intermediada del acontecer escénico, “el telón transparente”, de nuestros días de pandemia. La curiosidad es grande entre muchos: la compañía Lagartijas Tiradas al Sol (2), creada en 2003 por Luisa Pardo y Gabino Rodríguez, son parte del serial “Mis documentos” (3), “programa creado y curado por Lola Arias (4), en el que artistas de diferentes orígenes exponen presentaciones de conferencias, basadas en investigaciones personales, una experiencia radical o una historia que las obsesiona en secreto”, nos dice la presentación textual del evento.
Siguiendo con este, En "Lázaro", la compañía teatral mexicana Lagartijas Tiradas al Sol reconstruye la historia de un actor que decide cambiar su rostro y nombre y convertirse en otra persona.” Esta es la premisa. Y aquí la invitación. Con varias puestas en escena y participación en una treintena de películas, seremos testigos de los retazos que se pueden armar sobre el compartir con UN ACTOR. Aparenta en primera instancia ser un ejercicio biográfico más; la tesitura para entender las razones que llevan -y crean- a la PERSONA que se vuelve PERSONAJE (valga la posible redundancia) y que, en esos acercamientos, uno parece nunca terminar de conocer. Ponerse la máscara de la representación sobre la máscara del Ser uno mismo.

2. “Vuelve a mirarte en el espejo. Piensa en lo que puedes hacer con esa cara.” (1)
Y aquí la pregunta: ¿Quiénes somos frente a los demás? Y más aún, ¿Quiénes somos ante nosotros mismos? No vale la simplicidad del tratar de zafarnos del intento de conocer a este personaje que es el actor, al mismo tiempo que deja ya de serlo. Tenemos al “personaje” ahora proyectándose sobre la pantalla. Tenemos a quien nos acota sobre su ser, además de quien sirve de narradora describiendo lo que sabemos, lo que podríamos y deberíamos saber para hacerlo parte de nuestro imaginario, de nuestra ficcionalidad. Él, está de espaldas a nosotros. Sabemos que es él, Gabino Rodríguez Lines. O eso creemos. Confiamos en la palabra de quien así lo afirma. Y creemos saberlo porque nos lo deja clara desde la apertura de la “acción” su “carnala”, Luisa Pardo. Pero podría no serlo. Es más. Durante la presentación, seguramente, tanto él, como nosotros, dejaremos de Ser. Y lo que seamos, será a razón de nuestra propia responsabilidad.
El indagarse uno mismo, es sin duda, un ejercicio del ego. Quienes nos dedicamos al teatro, sin duda, portamos ese ego cochino, obsceno, enfermizo peros altamente sanitizante, que en muchos se puede volver mitificable. Y mucho de eso es Gabino: un actor para mucho mítico, envidiado, cuestionado, pero de igual manera, respetado, admirado, adorado, amado, para otros. Nacido en 1983, a sus apenas 37 años, ha logrado mucho del éxito que esta idea mercantilista del éxito, se presume como lo inalcanzable. Eso es vacuo. Más allá de eso, es el sujeto creativo, disciplinado, curioso e indagador, enfant terrible de la escena mexicana que ha recorrido el mundo,  que se ha reconstruido en cada proyecto creativo; que se ha atrevido a cuestionarse y orientarse (y a desorientarnos) desde la escena y sus posibilidades de proyección (teatro, cine, radio, proyectos educativos) dejando los pensamientos y razones en el archivo necesario de cada proceso, en los bosquejos de su propia poética (5) y ahí, desde ahí mismo, se puede reconstruir el camino: desde las alianza de la vida cotidiana, los amigos que ahí están, los cómplices que le soportan pero que en el acto creativo y la generosidad que ahí esta´, le permutan a Gabino cualquier posibilidad y arranque en beneficio de las infinitas posibilidades que él puede generar.

3. “Vuelve al espejo una vez más. Contempla el portento que es tu rostro. Y ahora imagina cómo sería perderlo.” (1)
Aquí el chiste, es que, en la recreación de la vida de Gabino, llega un momento, en que al menos para mí, me importa poco Gabino. Y es natural. Y así debe ser. Su máscara que se desgaja en el retazo de afirmaciones y nimias denostaciones, de testimonios, de imágenes sobre la persona vuelta personaje, sino que me envía a cuestionar mi propia mascara y mi propia radiografía. Ese es el asunto. ¿Cuántas máscaras y rostros debemos descolocar de nosotros mismo a través del viaje pormenorizado de nuestras propias experiencias, nuestras propias vivencias para descubrirnos que OTRO pervive en silencio en nosotros mismos? “El OTRO es secreto, porque es el otro”, inquiere Derrida. Ahí la dolencia y el estupor: ese otro que no conocemos, ese que es, el que se ha configurado en las nuevas relaciones. O más bien, en la suma de relaciones. No necesitamos verlo. Solo lo escuchamos, porque es la conciencia de Él, la conciencia de nosotros, de todos los que le vemos y escuchamos.
Rasgar el telón que muestra el escenario cotidiano, esa pared de cuadros y libros para mostrarnos en el desgaje, otro espacio parecido, pero no igual. Porque Gabino ya no existe. Es un ejercicio simple, pero con una metáfora poderosa: Gabino se deja en el otro espacio del confesionario ante los visitantes del zoom para renacer en su propio LÁZARO, en ese ser, persona, sujeto e individuo y, por ende, PERSONAJE, nuevo y renacido para nuevos espacios de dialogo y creación.

Lázaro Rodríguez, otrora Gabino Rodríguez es el nuevo personaje que nos cuestiona nuestro propio confinamiento más allá de las pandemias. Es el actor que inicio a los 17 años de origen, desde los territorios mexicanos, y que después de cuatros lustros, volcó las presencias de lo autorefencial y biográfico en las biografías de cada uno de nosotros, de lo que nos compete como ente social, estructural en el andamiaje del sistema de relaciones, ya en lo extraterritorial.
La mirada y la narrativa que construye de Luisa Pardo y la mirada que nos mira sin vernos en su narrativa de reconstrucción. No nos interesa su rostro, aunque nos inquiete el no verlo. Y lo conocemos, ya lo hemos visto: ese rostro existe en sus varios rostros de sus varios personajes en la quinta esencia de sí mismo. Ese, después de un rato, ya no nos es necesario. Lo que importa es lo que se va conformando. Lo que importa es el espejo de ese rostro ausente donde configuramos nuestro propio -y de pronto-, desconocido rostro. Y la transformación no es implantando ese rostro sobre la piel, sino más bien, sobre las motivaciones, sobre las vísceras de lo trascendente donde quiera que eso pueda encontrarse. Y eso es lo complejo. La cuasi imposibilidad para lograrlo más allá de la mera máscara (“lo profundo, ama la máscara”, diría Nietzsche). Más allá del renunciamiento del personaje cotidiano que solemos ser cada día de nuestras vidas.

LAZARO es un documento que se vuelve experiencia inquietante, si rompemos la mirada del personaje al que hemos sido invitados a observar en la contradicción del no hacer la escena desde medialización, para encontrarnos con nuestra propia contradicción. Es una invitación a la perplejidad sobre la reconstrucción y el atreverse a mirarse sin pudor, con la arrogancia de la (in)sana autocontemplación. A la movilización de nosotros, cuales “Lázaros” no resucitados pero si resignificados, por encima de nuestras propias resistencias, o bien, asistiendo a la declaración inmortal (e inmoral) de nuestro propio confesionario convertido en manifiesto a la manera de Antonin Artaud: Soy Antonin Artaud / y si lo digo / como sé decirlo / inmediatamente / veréis mi cuerpo actual / saltar en pedazos / y reunirse / bajo diez mil aspectos / notorios / un nuevo cuerpo / con el que no podréis / olvidarme / nunca jamás”
Agradecemos el valioso apoyo de Paul Prager, para el enlace con este evento.
"Mis documentos" es una producción de Künstlerhaus Mousonturm con Lola Arias en coproducción con Kampnagel Hamburg, Kaserne Basel y Münchner Kammerspiele. Apoyado en el marco de la Alianza de Casas de Producción Internacionales por el Comisionado del Gobierno Federal para la Cultura y los Medios de Comunicación y respaldado por Hessisches Ministerium für Wissenschaft und Kunst en el marco de la iniciativa intergeneracional de desarrollo de audiencias ALL IN - FÜR PUBLIKUM JEDEN ALTERS.

La participación en el evento se lleva a cabo a través del software Zoom, mediante el cual el público puede ver la actuación en vivo, hacer comentarios e intercambiar visiones e ideas después. Al mismo tiempo, el programa también se puede seguir en la transmisión en vivo a través de My Documents - Share your screen!

My Documents: LÀZARO by Lagartijas Tiradas al Sol/ Luisa Pardo und Lázaro Gabino Rodríguez

https://www.youtube.com/watch?v=7mLNCBniDGI

1.- La nueva cara de Katie, un trasplante facial histórico

2.- Lagartijas Tiradas al Sol

3.- My Documents - Share your screen !

4.- Lola Arias Works

5.- Los cuadernos de Cinema 23/ No. 016 Esbozos: Gabino Rodríguez.


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